Secuestradores de patentes vs el progreso tecnológico
El sistema de patentes ubica su surgimiento con
anterioridad a la Revolución Industrial, momento en el cual las patentes eran
privilegios otorgados por el Rey; sin embargo, es a partir de la Revolución
Industrial que comienzan a vislumbrarse las primeras leyes de patentes, con el
fin esencial de estimular al inventor en función de la competitividad.
No obstante, el desarrollo tecnológico presenta innumerables retos, ya sea porque las invenciones pueden ser fruto del trabajo colectivo, porque se trata de creaciones altamente complejas donde resulta cuestionable la forma de protección o, porque se ofrece una amplia protección a invenciones genéricas o de baja calidad.
Los secuestradores de patentes o trols de patentes son empresas oportunistas cuya misión es adquirir patentes pertenecientes a empresas con dificultades económicas o en quiebra, para demandar a terceros por supuestas infracciones de derechos, asimismo se dedican a solicitar patentes de gran amplitud con la misma finalidad. Ante este comportamiento los supuestos infractores, o más bien víctimas, prefieren pagar una compensación para poder seguir usando la tecnología y evitar costosos litigios ante los tribunales.
Se trata, en definitiva, de empresas que más allá de producir o adquirir patentes para su ulterior explotación, comercialización o investigación, su propósito es obtener un beneficio económico directo de la extorsión a terceros.
Con motivo de la inesperada utilización que realizan los secuestradores de patentes de la institución, las grandes empresas se han visto obligadas al desarrollo de nuevas estrategias y planes comerciales. La revolución causada por las injustas demandas judiciales ha inculcado la incertidumbre y la falta de sosiego en el ámbito empresarial.
En el punto de mira y como eje central del origen de este comportamiento se encuentra la concesión de patentes genéricas y de baja calidad, lo cual estimula, precisamente, estos comportamientos de parasitarios. La manera más eficaz de desestimular esta situación es hacer todo lo posible porque no se concedan patentes de esta naturaleza, pues los secuestradores no pueden expedir sus propias patentes.
Los gastos judiciales que entraña una demanda de esta índole contra las pequeñas empresas, puede representar para las mismas una quiebra casi segura, es así que como resultado del miedo que generan este tipo de requerimientos, los pequeños empresarios apuestan por acuerdos comerciales leoninos que limitan a su vez la capacidad de crecimiento y desarrollo, y en este sentido es destacable, además, la ausencia de personal capacitado en temas de Propiedad Intelectual, así como la falta de cultura jurídica en este campo.
Si bien es cierto que se trata de un tema polémico en diferentes puntos geográficos, en Estados Unidos se refleja con una mayor intensidad, y es precisamente así ya que se trata de uno de los países donde se genera anualmente mayor cantidad de invenciones, con lo cual la calidad de los exámenes no siempre es la deseada.
Comentarios
Publicar un comentario